Hasta cierto punto, en la conciencia popular se ha grabado que la Ley de la Gravedad se descubrió, gracias a una manzana que cayó junto a Sir Isaac Newton; más que realidad es una leyenda académica. Pero, en esa misma conciencia popular, cuando se les habla de Newton no existe que él, sí, sir Isaac Newton, uno de los más grandes científicos de la humanidad, profetizó el fin del mundo, o al menos, reveló la profecía contenida en el libro sagrado judeo cristiano.
Hasta 1936 solo se sabía algo de que Newton era muy adepto a la alquimia, pero no se tenía una prueba escrita al respecto. en esa fecha salieron a la luz una gran cantidad de manuscritos, que las había heredado su sobrina Catherine Barton Conduitt.
En esa fascinante mente de Newton no cabía la posibilidad de una sola existencia. Él estaba convencido de que alguien construyó todo este entramado universal. Decía que el Universo esconde todo y que ese Dios había pautado todas las pistas necesarias para llegar al conocimiento supremo. Quizá, como buen alquimista estaba en la búsqueda de la realización de la «Opus Magnum»
Descubrió algunas de sus pistas en la Biblia; en todos sus libros encontró una cantidad suficiente de información, pero se centró en el profético libro de Daniel, y de sus estudios logró calcular, nada menos y nada más que la fecha del fin del mundo.
La cita bíblica es la siguiente:
5. Yo, Daniel, miré y vi a dos hombres que estaban en pie, el uno al lado de acá del río, el otro del lado de allá,
6. y uno de ellos dijo al varón vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin y sucederán esas maravillas?
7. Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, que, alzando al cielo su derecha y su izquierda, juró por el que eternamente vive que eso será dentro de un tiempo, de tiempos y de la mitad de un tiempo, y que todo esto se cumplirá cuando la fuerza del pueblo de los santos estuviera enteramente quebrantada. (Dn 12, 5-7 Nácar-Colunga BAC)
En una carta de su puño y letra explicó el asunto:
«Entonces el «tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo» son 42 meses o mil 260 días o 3 años y medio, contando 12 meses por año y 30 días por mes como era hecho en el calendario del año primitivo. Y los días de las bestias de vida corta puestos por los años de los reinos vividos, el período de mil 260 días, si se cuenta desde la conquista completa de los tres reyes en el año 800 después de cristo, terminará en el 2060 después de Cristo. Podría terminar después, pero no veo razón para que termine antes.»
Según el científico y teólogo alquimista, éstos años debían ser contados desde la re-fundación del Sacro Imperio Romano por Carlomagno, es decir desde el 800 d. C.
De seguro antes de que llegue el 2060, habrán muchos más finales. Pero quizá, al tratarse de una interpretación del propio Sir Isaac Newton, éste si sea verdadero.
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